Publicado por: @Melissa Ruiz el 12/16/2014
adicciones3

Tal vez la primera reacción y respuesta que damos si nos preguntan si tenemos alguna adicción, sea un rotundo NO. Porque es obvio que no «damos ninguna señal», «siempre tenemos bajo control lo que consumimos» y jamás «caeríamos así de bajo». Hay que entender que muchas veces no nos damos cuenta que ya estamos viviendo una adicción, y también hay que tener claro que las adicciones no son solamente al alcohol, las drogas, el tabaco, si no también a otras cosas como el sexo, las apuestas, el juego, el trabajo, etc. Son cosas que podrían ser habituales pero que claramente para nosotros ya han superado algún límite y por ello se considera adicción.

Para saber si estás sumergido en una adicción, hazte algunas preguntas. Cómo es un días normal para ti de lunes a viernes, y como es un fin de semana regular? Estudias o trabajos en la semana, consultas internet o tu celular ocasionalmente, comes a las horas que son, hablas con tus amigos por teléfono y te ves con ellos un par de veces en la semana. El sábado es posible que salgas a un bar o a cine, o a divertirte con alguien y el domingo ves películas en tu casa, practicas algún deporte o duermes bastante. Este eres tu? o quizás puedas hacerte preguntas más fuertes como por ejemplo: que es aquello en lo que piensas constantemente? cuando tienes un problema o estás ansioso en que piensas? que te gustaría hacer o como sueles reaccionar? si tu respuesta es por ejemplo que al estar de mal genio, o si estás irritado quisiera beber un poco de licor, o cuando sales de fiesta siempre tomas de mas? Compartes eso con alguien o es algo que vives solo y prefieres mantenerlos así, o tal vez destinas una parte de tu dinero a satisfacer eso que te calma o te gusta?

No estamos solos, por lo que probablemente hayas escuchado a tus papás, algún familiar o alguien que te quiere decirte que ha notado ciertas actitudes, o ciertos límites cruzados como que estás tomando de más por ejemplo. Aunque suene a regaño y ganas de meterse en nuestra vida solo considera por un momento lo que los demás te dicen, pues probablemente ven cosas que ni tu te das cuenta que haces. Cuando hacemos algo que nos gusta o que disfrutamos, como nos sentimos? ponte un ejemplo a ti mismo. Cuando tienes un antojo de comer algo, o de hacer un plan, y de hecho puedes hacerlo, se siente super bien, te da satisfacción, te distraes, pasas un buen momento, y casi siempre puedes compartirlo con alguien abiertamente porque es positivo no solo para ti, sino por extensión para los demás. Cuando somos adictos a algo generalmente lo escondemos, lo repetimos una y otra vez, creamos un falso placer a su alrededor y como su efecto es momentáneo, llega aun fin, decaemos y queremos buscarlo de nuevo. Se siente mal, incompleto, insuficiente y por eso debemos esconderlo, para que nos nos juzguen, para vivirlo a nuestra manera como y cuando queramos.

Pregúntate si físicamente te hace daño o te ha cambiado tu aspecto, de pronto fíjate si los demás te han dicho algo al respecto o si puedes compara una foto tuya de hace un tiempo y una reciente. Que ves? si te hace daño físico, entonces es obvio que debes parar. Puedes ser joven pero eso solo dura unos años, pues de las decisiones que tomes ahora depende tu futuro y como lo vivas. Sin angustias, sin presiones, sobre todo sin secretos. Piensa que sin importar cuanto te fastidie que los demás «se metan» en tu vida, son quienes están más cerca y los que más nos aman, los que nos perdonan y nos aman incondicionalmente, así que el primer consejo es que pienses en una persona a quien tu puedas confiarle como a una tumba, lo que te pasa. Pídele consejo, ayuda, que te apoye y poco a poco sea la mano que necesitas para salir de tu adicción, por fuerte o leve que sea, no dejes que te haga daño, pues bajitos, gorditos, altos, con un brazo o una pierna somos perfectos. Diferentes, y perfectos, no hay quien pueda decir que es el mejor, o más bello o más fuerte o más inteligente, pues no existe meas que la diversidad y acda uno debe resaltar por algo especial. Encuentra lo tuyo y date la importancia que te mereces a través de eso. Brilla por lo que eres y no por lo que no tienes o lo que te falta.