Sin duda es algo que los hombres no se cansan de repetir. Pero no nos hemos puesto a pensar en las verdaderas causas de esa aseveración, si de hecho es cierta o nada más que un cuento. Lo que no ha desparecido es que las mujeres defienden su posición, alegando que es totalmente falso y los hombres por su parte aseguran que es totalmente verdadero. Podemos decir que ninguno de los dos sexos tiene la razón, puesto que no puede ser tan absoluto.
Existen ciertas diferencias entre hombres y mujeres, que afectan directamente la actitud, las reacciones y el comportamiento en general de cada uno. Por ejemplo, las mujeres sienten mayor curiosidad por los detalles y por ello están pendientes de ellos. Son un poco más complejas que los hombres, y aunque en situaciones resulta ser molesto, hay momentos en los que es bastante útil y puede sacar de apuros a más de uno. Los hombres son más sencillos, más prácticos y les gusta ir al punto sin tanto rodeo.
Es por ello que una conversación entre hombres acerca de una cita amorosa que alguno tuvo, no dura más de cinco minutos pues sólo se pregunta por el resultado general, si fue positivo o no, si se va a repetir o no y listo. Las mujeres en cambio, preguntan más, quieren saber el contexto de las situaciones, los gestos de cada uno, la forma como se dicen las palabras y las intenciones. Esta es una razón por las que sus conversaciones pueden durar horas, mientras se estudian las minucias de una cita romántica y todos los pormenores. Es obvio que resulten como un grupo de gallinas que no se callan, pero bien pueden estar hablando de eso, o si es laboral es posible que discutan lo que ocurrió en determinada reunión, o incluso una clase que estuvo interesante, irán desglosando los puntos que les parecen importantes. Los hombres por su lado, y aunque haya sido interesante esa misma clase, no le dedicarán mucho tiempo.
Es de hecho muy normal que los hombres muestran algunas veces curiosidad por algunos detalles, pero se muestran discretos porque sienten que «hay que mantener una imagen de prudentes y no chismosos» que ya es tan fuerte en la sociedad.
El chisme la verdad radica no en la cantidad de cosas que hables con tus amigas o amigos, si no ya en una compulsión de estar continuamente transmitiendo información de persona a persona. Es en estas transferencias de cuentos, historias ajenas y personales, que se dan lugar los malentendidos, los inventos de cosas que no ocurrieron y que terminan por complicar las relaciones.
Compartir historias y comentar acerca de algún tema en compañía de otros no tiene nada malo, pero es fundamental reconocer el tipo de información que se esta manejando, pues podemos hacerle daño a alguien más que no esta presente. La prudencia es el valor principal en estas ocasiones, y muchas mujeres la tienen, saben disfrutar un rato con sus semejantes sin confiar de más sus propios secretos o los ajenos. Y los hombres podrían relajarse un poco más y darle espacio a estas ocasiones que pueden ser muy divertidas y que crean y afianzan lazos, sin temor a perder su masculinidad o a caer en un cliché inventado y que no tiene fundamento como el «ser chismoso».
Publicado por: @Melissa Ruiz el 11/21/2014